miércoles, 23 de marzo de 2011

MEMORIAS DE NUESTRA PARROQUIA DE SANTA ANA.

La historia de la Parroquia de Santa Ana se extiende hasta el Siglo XVII, ya que según la reseña del Obispo Agustín Morel de Santa Cruz, en su visita pastoral a ésta Parroquia en el año 1751.
El Obispo encontró un Templo de mampostería bien dotado de los cuales se conserva el altar mayor que consta de trés cuerpos con 6 altares en los que había en ésa época efigies de santos de cuerpos entero bastante primorosas.

Era administrado por un religioso Franciscano al que le hacían compañía dos franciscanos más, el más anciano con el cargo de Vicario y un lego. Estos tres salían a evangelizar los lugares vecinos.
Los conquistadores españoles, de acuerdo con los misioneros franciscanos o dominícos, para cooperar con la cristianización de los aborígenes, edificarón Templos al Dios vivo de preferencia cercanos a los ríos de las ciudades que iban fundando, siendo así que en las cercanías del Río Acome que bordeaba la naciente Ciudad de Chinandega se construye un templo dedicado a la Santa abuelita de Cristo, Nuestra Señora Santa Ana. El por que de esta dedicación se desconoce, pués las fuentes de información, como son los archivos parroquiales, fueron destruidos en el incendio que asoló la ciudad en la guerra fraticida de 1927 quemándose totalmente la casa cural situada en la parte oriental de la Parroquia y 14 manzanas de la parte centrica de la ciudad. 
Su origen colonial lo atestiguan las almenas y leones rampantes en relieve en la parte exterior sobre las puertas laterales; el altar mayor que es una joya de arte colonial y el púlpito.
A principios del pasado siglo 1900 todavía se podía admirar cuatro altares, dos de ellos de estilo barroco que tenían unas columnas primorosamente labradas, las que fueron destruidas talvez para dar más amplitud a las naves laterales, destinando su enorme valor artístico. estos estaban dedicados a la Inmaculada Concepción, Nuestra señora de Guadalupe, el Señor de Esquipulas, y el señor de ánimas.

El terremoto del 29 de abril de 1898 destruyó la única torre del costado norte de la Iglesia, la que era de un estilo igual a la de Nuestra señora de la Concepción de El Viejo.
También se rajó el arco toral y la cúpula y botó una estatua de Santa Ana de metro y medio colocado sobre el frontis, pudiéndose ver todavía la peana mohosa y vacía. El párroco de entonces Pbro. Macario Vargas reconstruyó de madera la torre, que remataba en una veleta en forma de gallo mandó a hacer las reparaciones del arco y la cúpula y construyó el primer tramo de la torre del costado sur.

Al P. Macario Vargas, fallecido en 1901, sucedió el Pbro. José Dolores de la Llana. En sus gestión parroquial se erigió un Monumento a la Inmaculada Concepción en el Centro de la Plaza en conmemoración del cincuentenario de la proclamación del dogma y se construyó de taquezal la capilla de María Auxiliadora la que después de algunos años de uso cayó en abandono y ultimamente fué destruida.
Al P. de la Llana, quien estuvo poco tiempo de párroco le sucedió el Pbro. Adán Echevertz, quién compró un armonio para uso de la Iglesia, con el que amenizaban los esplondorosos rezos del mes de mayo, de áquella época verdaderamente mariana que parece que no volverá.
El 2 de agosto de 1909, llega a hacerse cargo del curato, en plena juventud, el Pbro. José Apolonio Andara. Muy pronto se hace querer de la feligresía por su carácter afable, se hace popular. Con él inicia un período de renovación Cristiana, pués florecen todas las asociaciones parroquiales y el templo se ve colmado de fieles en todas las manifestaciones religiosas. 
Construye la Casa Cural, hace venir del exterior una Torre Pre-fabricada de acero laminado que fué colocada sobre el tramo de piedra del costado sur y a ella se trasladan las campanas y el reloj, el que fué trasladado a la nueva torre de cemento construida en la segunda época de Monseñor Andara y que sigue dando las horas de una manera caprichosa, lo que se le dispensa por su ancianidad, pués tanto este como el armonio ya deb1an estar cuidados en un museo, junto con otros objetos de valor que se encuentran fuera de uso por no acomodarse a la liturgia actual, junto con un expositorio de plata medio destruido que tuve ocasión de ver hace muchos años, presentando la respetable fecha de 1716.

El p. Andara instala en los anexos de la Casa Cural una serie de talleres de artesanía, y en el de carpintería se fabrica el precisos cielo raso, obra de la que tanto se ufanaba y con razón; 

se funde la campana mayor que está colocada en el centro del campanario de la torre de cemento, y que fué fabricada en la fundición que tenía instalada la Compañía española de Pedro Martí, en el barrio de la estación de Chinandega, y donde también salió la hermosa campana de la Catedral de León dedicada a la Inmaculada Concepción y que también fué llamada de Monseñor Pereira y Castellón y que antes ya para entrar en agonía, al oir una solemne campanada dijo: Ah, mi campana.

En el mes de junio de 1926, el Pbro. Andara fué trasladado a León con el cargo de Rector del Seminario San Ramón y vino a reponerlo el Pbro. Manuel Ignacio Paguagua Nuñez quién afrontó todas las calamidades que a su paso dejó la guerra civil. Construyó la nueva Casa Cural casi en el mismo lugar de la anterior y que es la que actualmente esté en servicio, y que por abandono estaba desmejorada, pero que en los últimos días de agosto de 1971, fué pintada y remozada por el cura actual pbro. Miguel Angel Padilla con motivo de la visita pastoral del Excmo. Mons. Manuel Salazar y Espinoza.
El 10 de diciembre de 1936 se hace cargo del curato, el pbro. José Francisco Salazar Aguado. Celebró el segundo Congreso Eucarístico local; dotó a la Parroquia de nuevas campanas y negoció la adquisición de un órgano eléctrico, decoró con cuadros murales el prebisterio y decoró las paredes con un nuevo viacrucis, imitación de los de la Catedral de León y doró con oro laminado el retablo del altar mayor.
Omitimos decir durante la primera gestión del padre Andara tuvieron lugar grandes misiones como la de 1917 y se celebró el primer Congreso Eucarístico de 1924, quedando como recuerdo el busto del Corazón de Jesús que se encuentra en el atrio en el costado sur.
En octubre de 1951 al pbro. Salazar le sucedió el Canónico Emilio Santiago Chavarría, quié demolió la vieja capilla de Maria Auxiliadora e inició los trabajos de la nueva y colocó una instalación de alumbrado eléctrico al frente de la Iglesia y en el costado sur.
A fines de 1952 asumió de nuevo las funciones de párroco el Sr. Arcediano Canónico J. Apolonio Andara quién terminó y decoró la capilla de María Auxiliadora, reparó la torre de hierro laminado que estaba por caerse, construyó la nueva de cemento del mismo estilo y con la cooperación de la junta parroquial construyó el edificio de la escuela parroquial y acabo de pagar el órgano.

En febrero de 1971 se hace cargo de la Parroquia el Sr. Canónico pbro. Miguel Angel Pádilla quién fué recibido con el beneplácito de la feligresía y se esfuerza por hacer renacer el esplendor del culto que ébido a circunstancias especiales y a la falta de espíritu cristiano de los tiempos actuales, el culto público estaba sufriendo detrimento.
HISTORIA DE LA ANTIGUA TORRE SUR


Los que conocierón erguida la artística Torre de metal Troquelada que el Templo de Santa Ana, obstentó por espacio de 64 años, se sintieron orgullosos de ser chinandeganos y contar con algo que el tiempo luego hizo desaparecer en forma inaudita bajo un ardiente sol del medio día del calido verano.
El emprendedor Cura Párroco de entonces, el recordado Monseñor y Arcediano y Obispo Doméstico de su Santidad, J. Apolonio Andara y Corea, logró gracias a un gesto de gran catolicismo de la devota, Srita. Emilia Navarro Navarro, obtener procedente de Inglaterra, todo el laminado de la torre y fué el año de 1913 que llegó a esta ciudad la torre desarmada. Para el traslado de ese material se organizó una caravana de carretas tanto de la Parroquia de El Calvario como de Santa Ana, las cuales viajaron a la estación del ferrocarril y engalanadas con banderas de la Iglesia.
Demás está decir que la ciudad estuvo de fiesta por cuanto a la hora de bajar de la sGóndolas, la hojalata de zinc acerado, sobraron los brazos de muchachos y hombres, para bajar la cantidad de láminas que luego recorrieron el camino hacia el templo encabezado por los sacerdotes, Pbro. Abel Ruíz Castillo, Cura Párroco del El Calvario y Monseñor Andara y Corea, Cura de Santa Ana.
Ya para el año 1917 se culminó la instalación de la bellísima torre que años más tarde en 1927, la convirtierón en acurtelamiento de una de las tropas de la guerra instentina entre Liberales y Conservadores. Centenares de balas perforaron el cuerpo laminado de la torre, convirtiéndola en testigo mudo de esa lucha inutil de ansias de poder, pese a ello siguió airosa invitando a su Grey para adorar y rendir culto al Dios único.
Un día de tantos cuando la ciudad se desemvolvía cotidianamente, a las doce del día, al almuerzo de los vecinos de Santa Ana y de los Bomberos de turno del Cuartel que está ubicado a escasos 150 metros, vieron como en cosa de minutos, la preciosa torre se convertía en una tea incandescente, era el 5 de febrero de 1977.
Un corto circuito del vestusto alambre eléctrico, terminó con toda una época de arte y esfuerzo de todo un pueblo católico, los bomberos fueron incapaces de evitar la tragedia, al final solo quedaron unas retorcidas y humeantes armazones de hierro, alma que fuera de la torre. 
Sin embargo el espíritu del nicaraguense no desmaya anta  las adversidades, porque su templo es así, al día siguiente del fatal incendio y cuando todasm las partículas de la histórica Torre fueron llevados por el pueblo para tenerlos como una reliquía, se organizó el Primer Comité Pro Construcció de la Torre de Santa Ana.
El entonces Comandante Departamental de la Guardia Nacional, Coronel Ulises Carrillo . hombre muy católico, se puso a la orden del Cura Párroco de Santa Ana, Monseñor Miguel Angel Padilla, para conformar un Comité Pro Construcción de la Torre y al día siguiente 
del incendio quedó constituido el Comitém, en la forma siguiente:
Coronel Ulises Carrillo R.; Presidente Honorario
Doña Margarita Rivas v. de Gasteozoro.; Presidente efectiva
don Ramiro Gómez López; Vice-Presidente
don Alfonso García Hernández; Secretario
Maria Lourdes Cabrera García; Tesorera
Lic. Orlando Montealegre; vocal
Dr. Orlando Tijerino; vocal
don Domingo Ramírez Guerrero; vocal y encargado de Relaciones Públicas.
Dr. Salvador Velásquez Rivas, vocal
Prof. Imelda Delgado Ramos, vocal
Capitán Armando Selva, coordinador.
La primera actividad que hizo este Comité hizo fué organizar un Maratón Radial, cuyo Cuartel General estuvo ubicado en el Cuartel de Bomberos, el resultado fué positivo y la ciudadanía respondió notablemente en favor de la causa de la Iglesia, al final se contabilizaba la cantidad de C$ 33,258.15. Sin embargo, el entusiasmo no duró mucho y al poco tiempo el Comité se diluyó debido a las agitaciones políticas que azotó el país a finales de la década del 70. Monseñor Padilla depositó el dinero en una cuenta bancaria y ahí permaneció hasta los primeros meses del 80, cuando decidió organizar un nuevo Comité, esta vez integrado por feligreses, todos varones.
La nueva junta comenzó a realizar una serie de actividades para recaudar fondos y, al mismo tiempo se contrató un maestro constructor para que diera comienzo a la obra, el maestro Salvador Meléndez Herrera, fue quien estuvo al frente de los trabajos, recibiendo de vez en cuando el asesoramiento de los Ing. Salvador Baca e Ing. Peralta.
Así las cosas, la nueva Torre comenzó a coger forma y su cuerpo de pared fué erguiendose poco a poco hacia arriba, nueve o diez meses después el Obispo de León de aquel entonces, Monseñor Manuel Salazar y Espinoza, vino a Chinandega un domingo para bendecir la nueva obra. la torre blanca de cemento y concreto vino a adarle forma más sombría al templo colonial en un hermoso contraste por su forma casi igual a la que tenía la torre incendiada, cuyo remate en su parte superior obstenta a cuatro bien estructuradas almenas que le dan un relieve maravilloso.
Por lo menos C$ 160,000.00 vino costando el valor total de la Torre Sur de Santa Ana, una demostración más de generosidad del pueblo católico chinandegano que mantiene así su tradición de pueblo amante de sus raíces religiosas y preservador de sus templos y de sus cultos.    LIC:RENE DAVILA.
 
 

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